Una transformación sin precedentes de la ciudad
La integración de las infraestructuras ferroviarias en el casco urbano de Logroño supondrá una transformación sin precedentes de la ciudad: restañará de un modo definitivo la división generada por la vía del ferrocarril. Su objetivo es integrar en orden sucesivo seis kilómetros de corredor ferroviario en el casco urbano.
La actuación contempla el soterramiento de la línea férrea en el tramo urbano, la adaptación de las infraestructuras a la alta velocidad y la generación de un amplio cinturón de espacios públicos y residenciales en superficie. Las obras están basadas en dos grandes proyectos complementarios y paralelos: uno ferroviario y otro urbanístico.
La magnitud de la actuación ha motivado su división en cuatro fases diferenciadas y consecutivas: una previa y tres constructivas. Los trabajos comenzaron en septiembre de 2007. La fase previa, ya concluida, era una etapa preparatoria: tenía por objeto desviar el tráfico ferroviario para posibilitar el desarrollo de la actuación. Cada fase constructiva contempla la intervención sobre un tramo diferenciado del corredor.
La FASE 1 tiene por objeto el tramo más oriental de la actuación, comprendido entre la calle Vara de Rey y el río Iregua. Se encuentra en proceso de finalización y ha supuesto la inversión más importante hasta el momento (más de 130 M€). La segunda, el tramo más occidental, localizado entre la calle Murrieta y el puente de Sagasta. La tercera pondrá punto final al proceso con la intervención en el tramo central, situado entre las calles Murrieta y Vara de Rey.
El Plan Especial «Ferrocarril» ordena la totalidad de los suelos de la actuación, diseñando el reparto de usos residenciales, de transporte y espacios libres de manera integradora y sensible al entorno urbano existente.